El gobierno de Estados Unidos de América (EE. UU.) anunció el jueves el logro de un acuerdo con la República Argentina en materia de comercio exterior e inversiones. Según el comunicado emitido por la Casa Blanca, el entendimiento establece que la República Argentina concederá acceso preferencial a una serie de productos estadounidenses, tales como medicamentos, productos químicos y maquinaria, y eliminará diversas barreras no arancelarias para bienes procedentes del país del norte.
Asimismo, el acuerdo contempla la apertura del mercado argentino a productos agrícolas estadounidenses, la cooperación en el ámbito de los minerales críticos y en el comercio global de soja, compromisos en materia ambiental y laboral, y la provisión de nuevas facilidades para el comercio digital, incluyendo el reconocimiento de EE. UU. como jurisdicción adecuada para la transferencia transfronteriza de datos.
Ante este panorama, nuestra redacción consultó a diversos economistas con el fin de evaluar los aspectos positivos y negativos de la información conocida hasta el momento sobre el acuerdo comercial. La mayoría de los especialistas coincide en un punto crucial: la verdadera dimensión de su impacto se definirá una vez que se divulgue el texto completo del acuerdo.
“Por el momento, se trata de una declaración conjunta sobre un principio de acuerdo. Restan los detalles específicos que, previsiblemente, serán publicados tras la firma por parte de Donald Trump y Javier Milei a finales de noviembre o en diciembre”, señaló Pedro Martinez Gerber, economista jefe de PxQ Consultora, quien añadió: “De acuerdo con la información disponible, Argentina asume un mayor número de compromisos que EE. UU., tanto en el ámbito arancelario como en el no arancelario. Considero que será fundamental examinar la letra menuda relativa a la propiedad intelectual y cómo esta afectará a la industria farmacéutica argentina”.
Respecto a este punto, resulta pertinente aclarar que, como contrapartida al acceso preferencial que Argentina otorgaría a EE. UU. en numerosos productos, este último prevé la eliminación de los aranceles recíprocos sobre ciertos recursos naturales no disponibles y artículos no patentados destinados al uso farmacéutico. Para el experto, en relación con este último aspecto, aún resta definir a qué se refiere la expresión “recursos naturales no disponibles”. Finalmente, destacó que “varias compañías del sector minero están evaluando oportunidades de inversión en Argentina, y el Gobierno de EE. UU. impulsa esta agenda”.
Consultado por este medio, Claudio Caprarulo, director de Analytica, enfatizó: “El acuerdo constituye la prosecución de anuncios previos y confirma la profundización del vínculo entre EE. UU. y Argentina. Una relación que ha experimentado un ascenso durante varios años, dado que el país norteamericano se ha posicionado como el principal origen de la inversión extranjera directa en nuestro país”.
Aunque resaltó que aún es necesario conocer la instrumentación y los pormenores del acuerdo comunicado para poder estimar su alcance, “resulta relevante la mención de que Argentina incrementará la rigurosidad respecto a la importación de países con evidencia de trabajo forzoso. Queda por dilucidar a qué naciones se hace mención implícita”, en el contexto de la contienda comercial que Donald Trump mantiene a escala global con países como China.
La visión estratégica global de EE. UU. en este acuerdo
“Es previsible que el acuerdo priorice sectores tecnológicos y productivos sensibles para EE. UU. en el marco de la disputa que sostiene con China. Por ello, uno de los riesgos para Argentina radica en que nuestro país pierda la oportunidad de aprovechar las ventajas que podría ofrecer la competencia entre las potencias y se vea compelido a priorizar y favorecer los intereses de Estados Unidos”, explicó a nuestra redacción el economista Pablo Moldovan, director de C-P Consultora.
Por otra parte, el experto destacó la existencia de “riesgos concretos” en el ámbito productivo: “La agenda concerniente a sectores como medicamentos, automotriz y agroindustria podría impactar negativamente en empresas locales, puesto que son actividades en las que Argentina y EE. UU. son competidores. En este sentido, las primeras filtraciones del acuerdo evidencian un marcado desequilibrio entre un país con objetivos e intereses definidos (EE. UU.) y otro con una percepción ingenua del comercio mundial y carente de una agenda propia de desarrollo (Argentina)”.
Cabe destacar que la administración de Donald Trump anunció el jueves acuerdos comerciales no solo con Argentina, sino también con otras naciones de la región, como Guatemala, Ecuador y El Salvador. Estos entendimientos incluyen la reducción de aranceles para determinadas exportaciones de dichos países hacia EE. UU., a cambio de que estos abran sus mercados a una mayor diversidad de productos estadounidenses.
“Tal vez la principal ventaja para Argentina no resida en el texto del acuerdo, sino que esté vinculada a la asistencia financiera que el Tesoro de EE. UU. ha estado ofreciendo. La expectativa es que el auxilio financiero permita al país superar la crisis de deuda en la que se encuentra inmerso desde 2018”, concluyó Moldovan.
Soja, dólar e importaciones: posibles modificaciones con el nuevo acuerdo comercial
“Existe una cláusula que hace referencia a la colaboración para la estabilización del mercado de la soja, lo que claramente implica que podría no haber más ‘dólar soja’ por parte de Argentina. Asimismo, figura el capítulo de propiedad intelectual, cuya implementación podría realizarse en parte por vía ejecutiva, aunque otra sección ineludiblemente deberá ser tratada por el Congreso”, explicó el ingeniero agrónomo Javier Preciado Patiño. A continuación, amplió: “Mientras el tipo de cambio se mantenga en niveles bajos, la importación continuará ingresando –tal como sucede actualmente– sin requerir grandes acuerdos”.
Según este experto, los anuncios recientes “parecen estar más relacionados con las necesidades políticas de la administración Trump que con cuestiones efectivas acordadas entre los países”. Como ejemplo, citó el anuncio del presidente norteamericano sobre la reapertura del mercado chino a la soja estadounidense. “Trump declaró que China volvería a adquirir soja, pero no se especificó que esto ocurriría solo si el precio resultaba competitivo. La realidad es que China continúa comprando a Brasil y apenas ha adquirido volúmenes mínimos en EE. UU.”, ejemplificó.
Patiño también rememoró antecedentes análogos con otras naciones. “En 2017, durante la visita del primer ministro canadiense, se anunció la importación de carne de cerdo desde Canadá. La verdad es que nunca ingresó ni un kilogramo, ya que no resultaba conveniente ni para el industrial ni para el consumidor argentino”, recordó. Además, subrayó la falta de reciprocidad en los acuerdos: “No se mencionan el biodiésel o los cítricos argentinos, solo una referencia general a la carne vacuna”.
Finalmente, advirtió: “Es preciso abordar todo esto con cautela. Requerirá tiempo, numerosos aspectos deben pasar por el Congreso y cada producto demanda negociaciones específicas. Aun así, su concreción dependerá de la existencia de condiciones comerciales favorables”.







