Donald Trump y Kamala Harris estarán cara a cara este martes, en el primero y quizás el único debate antes de las elecciones del 5 de noviembre, dentro de un escenario que muestra hoy una leve ventaja para el candidato republicano, según las últimas encuestas.
El debate comenzará a las 22 de Argentina en el icónico National Constitution Center de Filadelfia. Las reglas son claras: no habrá público en la sala y solo estará abierto el micrófono del candidato que hable. Durará 90 minutos y será transmitido por la televisión ABC. En el país podrá ser visto a través de la plataforma de streaming Disney+.
“Este debate será absolutamente crucial para Kamala Harris. Trump es una de las figuras más conocidas no solo de Estados Unidos, sino del mundo, y va a mostrar lo de siempre. Pero la candidata demócrata tendrá su primera gran aparición pública nacional. Toda la atención estará puesta sobre ella. Deberá presentar sus opiniones sobre política y economía”, dijo el analista internacional Jorge Castro.
Las reglas fueron consensuadas por los equipos de campaña de ambos candidatos. En los atriles “no se permitirá el uso de notas escritas con anterioridad ni de accesorios. Solo se proporcionará una lapicera y una botella de agua”, según anunciaron los organizadores. Tampoco habrá declaraciones de apertura, aunque sí de cierre.
El debate durará 90 minutos con pausas comerciales. Los temas a desarrollar no fueron anunciados y el personal de campaña no podrá interactuar con los candidatos en ningún momento, ni siquiera durante los avisos publicitarios.
Además, los candidatos tendrán dos minutos para responder las preguntas, otros dos minutos para refutar y un minuto adicional para aclaraciones.
Los discursos finales también durarán dos minutos. Trump ganó el sorteo y decidió hablar en último lugar.
Por su parte, los demócratas se juegan una de sus últimas cartas en este debate. Ya sin el lastre de Joe Biden como candidato, la vicepresidenta debe demostrar ahora que no solo es una postulante competitiva, sino también que está preparada para afrontar los embates, insultos y chicanas de un rival acostumbrado al juego sucio de la política.
En ese escenario, deberá además presentar propuestas concretas para enderezar el rumbo de la campaña después de la pésima actuación de Biden en el debate de fines de junio, que lo llevó finalmente a la renuncia de su candidatura.
Según la última encuesta nacional de The New York Times/Siena College, realizado entre el 3 y el 6 de este mes, Trump aventaja por un solo punto a Harris (48% contra 47%). Se trata de una diferencia muy pequeña que entra en los márgenes de error de cualquier investigación de campo.
Pero los números fundamentales son los que desglosan la intención de voto estado por estado. Lo importante se define en los llamados “estados bisagra”, claves para definir la mayoría del colegio electoral que elegirá al nuevo presidente. Según la misma encuesta, Harris supera ligeramente a Trump en Wisconsin (50% contra 47%), Michigan (49% a 47%) y Pensilvania (49% a 48%) y están empatados (en 48%) en Nevada, Georgia, Carolina del Norte y Arizona.
En ese escenario, Harris pone en juego mucho más que Trump. La vicepresidenta tiene aún que explicarle quién es a la mayoría de los votantes, qué ideas tiene y qué piensa hacer con la economía estadounidense.
A Trump no le bastará esta vez con llamarla “loca” o “comunista”. Habrá que ver si su estilo de “showman”, con sus dotes de bravuconería y agresividad, se impone ante una mujer que deberá primero darse a conocer frente a los votantes antes que pensar en atacar a su rival.